lunes, 12 de enero de 2015

Pianistas

Earl Hines - Milan 67 Autor: Roberto Polillo

Larga es la lista como largo el teclado, blancas y negras, marfil y caoba; vida de tonos y semitonos, de pedales fuertes y sordinas. Como el gato sobre el teclado, cursi delicia de los años treinta, el recuerdo apoya un poco al azar y la música salta de aquí y allá, ayeres remotos y hoyes de esta mañana (tan cierto, porque Lucas escribe mientras un pianista toca para él desde un disco que rechina y burbujea como si le costara vencer cuarenta años, saltar al aire aún no nacido el dí en que alguien grabó "Blues in Thirds").
Larga es la lista, Jelly Roll Morton y Wilhelm Backhaus, Monique Haas y Arthur Rubinstein, Bud Powell y Dinu Lipatti. Las desmesuradas manos de Alexander Brailowsky, las pequeñitas de Clara Haskil, esa manera de escucharse a sí misma de Margarita Fernández, la espléndida irrupción de Friedrich Gulda en los hábitos porteños del cuarenta, Walter Gieseking, Georges Arvanitas, el ignorado pianista de un bar de Kampala, don Sebastián Piana y sus milongas, Maurizio Pollini y Marian McPartland, entre olvidos no perdonables y razones para cerrar una nomenclatura que acabaría en cansancio, Schnabel, Ingrid Haebler, las noches de Solomon, el bar de Ronnie Scott, en Londres, donde alguien que volvía al piano estuvo a punto de volcar un vaso de cerveza en el pelo de la mujer de Lucas, y ese alguien era Thelonious, Thelonious Sphere, Thelonious Sphere Monk.
A la hora de su muerte, si hay tiempo y lucidez, Lucas pedirá escuchar dos cosas, el último quinteto de Mozart y un cierto solo de piano sobre el tema de "I ain't got nobody". Si siente que el tiempo no alcanza, pedirá solamente el disco de piano. Larga es la lista, pero él ya ha elegido. Desde el fondo del tiempo, Earl Hines lo acompañará.

Julio Cortázar - Un tal Lucas

* En mayo de 1983 y a propósito de la muerte de Earl Hines, Cortázar comentó en una carta a Saúl Sosnowski lo siguiente: "Nunca olvidaré que lo cite en una de mis clases en Berkeley, y que nadie de cien estudiantes, sabía quien era".

7 comentarios:

Juan Nadie dijo...

El texto de Cortázar me lo conozco casi de memoria, aunque no la anécdota de Berkeley.

Earl Hines es uno de mis pianistas favoritos. Como diría y dijo una vez Jose, qué menejo del contrapunto!

Sirgatopardo dijo...

Uno de los grandes, sin duda. El escrito de Cortázar, como todos los suyos sobre jazz, simplemente genial.

carlos perrotti dijo...

Los pianista que admiraba Julio y entre ellos, especialmente, Don Sebastián Piana, a quien una noche lluviosa vi tocar en la milonga del Salón Belgrano. No se podía creer la humildad con la que tocaba de todo, jazz y candombe incluidos, acariciaba el piano en un popurrí de sus temas "Misa rea", "Caserón de tejas", "Tinta roja", "Arrabalera", "Milonga sentimental" y tantos otros. Hijo del barrio de Boedo, barrio porteño si los hay, nacido a pocas cuadras del "San Juan y Boedo antiguo; gran olvidado de la música nacional que las páginas de Cortázar siempre enaltecen; era un tipo tímido, tanto que hasta aparece tímidamente de vez en cuando en el recuerdo..."

Debo escuchar más a Earl Hines.

Juan Nadie dijo...

Piana, dice Cortázar y Carlos Perrotti. Habrá que escuchar a Piana.

Sirgatopardo dijo...

Gracias por la impagable lección, salimos en su búsqueda...

marian dijo...

No hace falta dar fe de autenticidad.

Sirgatopardo dijo...

Ya lo escuché.