jueves, 18 de agosto de 2011

Chet Baker (Deep in a Dream) Tercera parte

Y entonces llegó Baker, cuya andrógina y dulce voz de tenor, suave como la brisa, inquietó e irritó a muchos jazzmen. Oyendo un de los primeros discos de Baker, el pianista Richie Beirach, que tocó con él en los sesenta, rugió disgustado: "¡Parece una chica!". Los críticos empezaron a calificarle de "afectado" y "decadente". En 1973, Baker le dijo al periodista Richard Williams: "Cuando empecé a cantar, las reacciones fueron muy diferentes. En primer lugar, un montón de gente pensó (muy equivocadamente) que como cantaba así, ya sabes, tenían que gustarme los tíos o algo parecido. Solo puedo decir que es una gilipollez". Aunque intentó seguir siendo muy cool, Baker lo compensó con creces con su afán de demostrar lo viril que era. Siempre exhibía a su última chica y su nuevo coche; la palabra "maricón" formaba parte de su vocabulario.


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