miércoles, 25 de mayo de 2011

The Swinger

Asegura Tom Waits que quien pase el tiempo suficiente en la carretera conocerá, más tarde o más temprano, un pianista manco. De ser cierto, quien pase más tiempo aún quizá tope con el fantasma de Jack Teagarden, tendido en el lecho de un cuarto de hotel, en una ciudad perdida, junto a una botella de Wild Turkey.
 Cerca de ese hotel, o de alguno parecido, encontrará también otros fantasmas, el de tantos músicos de jazz que, como parte del tributo que éste solía exigir, iban de un lugar a otro, año tras año, intentando ganarse la vida mientras creaban la música más bella del siglo. Zoot Sims fue uno de ellos.
John Hanley Sims nació el 29 de octubre de 1925 en Iglewood, California. Hijo de Pete Sims y Kate Haley, artistas de vodevil, estaba acostumbrado a que su padre permaneciese ausente largas temporadas y a las estrecheces económicas pero, según sus propias palabras, era feliz en un hogar donde todo el mundo "cantaba, bailaba y tocaba algún instrumento". Los suyos eran la batería (que aprendió a tocar en la escuela) y un viejo y torcido clarinete que al cabo de tres años fue reemplazado por un saxofón tenor marca Conn, regalo de la señora Sims. Entretanto, comenzó a vender su alma al jazz frecuentando la colección de discos de su hermano, Ray, cuatro años mayor que él y, con el tiempo, un trombonista apreciable, ausente de cualquier enciclopedia, que integraría las orquestas de Les Brown, Benny Goodman y Harry James. Entre aquellos discos de pasta, Zoot (todavía Jack) descubrió a Basie, a Ellington y al propio Goodman, a la vez que quedaba marcado por sonidos tan opuestos y complementarios como los de Lester Young y Ben Webster.


2 comentarios:

Juan Nadie dijo...

Magnífico Zoot Sims

Anónimo dijo...

De lo mejor...